Manta de invierno

Hola, esta manta comienza en uno de esos momentos en los que me dejo llevar, cojo mi ganchillo y empiezo hacer cuadrados de la abuela por amor al arte,  y gracias a ese movimiento repetitivo entro en calma,  y bajan mis niveles estrés,  tal y como ya os comenté en mi última entrada. 

He de decir, que de vez en cuando reviso todo mi material costuril y tejeril, lo saco la lío parda, ja,ja,ja... lo reclasifico según las necesidades del momento y lo vuelvo a guardar.  Me gusta saber lo que tengo y donde, en cada momento. 

Las lanas,  en concreto los restos de ovillos independientemente de donde,  los guardo por grosor y lotes, es decir, los agrupo por grosor del hilo  y por colores que quiero o pretendo combinar entre sí. De esta forma, tan solo tengo que coger mi lote, mi ganchillo y comienzar a tejer mis cuadrados,  a no ser que el paquete lleve una nota indicando que es para otra labor y lo dejo para tal fin. 

En este caso, no había nota, solo  un cuadrado ya realizado de cuatro vueltas de un mismo color y decidí hacerlos todos igual, junto al cuadrado habían restos de ovillos en gris, azul y rojo, de este último menos pero tenía un ovillo sin empezar que me vino de perlas y lo utilice. 

Una vez terminados los cuadrados, él me ayudo a colocarlos.

Los uní dando otra vuelta con el mismo patrón con el que se hacen los cuadrados, con un par de ovillos de Lanas Stop Único n°10, es el beig-grisaceo de una de las imágenes anteriores. Es una lana acrílica que por su calidad precio están muy bien. 

El resultado ha sido una manta pequeña ideal para llevar en el coche pero, quien sabe igual le doy más vueltas al borde y hago que crezca, ja,ja,ja...

Bueno, creo que no, que la dejaré tal cual y así me la puedo llevar conmigo fácilmente.

Esperó que os hay gustado mi última manta de lana hecha en otoño, pero perfecta para invierno. 

Mientras, continuaré con mi lista de proyectos pendientes, poco a poco.

No dejéis de soñar, de creer y cuidaros mucho, cuerpo, mente y alma.